En una sociedad que se caracteriza por tener una gran cantidad de injusticias socio ambientales, la formación científica no es suficiente!
Desastre socio ambiental en Minas Gerais
Hoy estamos llamados a establecer nuevas relaciones en los diferentes niveles de la sociedad. Para ello, debemos comenzar a preguntar Yo que papel juego?, el yo sería el primer nivel en el cual debemos trabajar, antes de ser “científicos”, “políticos”, “profesores”, “estudiantes”, “vendedores”, o tener cualquier profesión o trabajo, somos ante todo personas, las cuales a través de nuestras historias de vida, de experiencias, de los procesos de formación, hemos ido construyendo una identidad, unos valores, unos conocimientos, unas actitudes y unas creencias. Sin embargo, parece que al avanzar académicamente nos olvidamos del Yo, elemento fundamental para posteriormente relacionarnos con lo diferente.
Yo soy un ser biológico pero también soy un ser social, no nos podemos olvidar de este elemento, porque muchas veces desde el cientificismo positivista, olvidamos el aspecto social, las relaciones socioambientales que existen, y entonces ¿Dónde esta el aporte de mi proyecto a la sociedad? ¿De qué me sirve ser parte de la elite con mayor grado de educación cuando soy indiferente ante la tristeza, la angustia y la necesidad del otro?
Pero antes de avanzar, retomemos algunas habilidades que necesitamos trabajar con el Yo para tener una vida saludable como son: el autoconocimiento, la empatía, la comunicación asertiva, las relaciones interpersonales positivas, la toma de decisiones, la solución de problemas y conflictos para el cambio y crecimiento personal, el pensamiento creativo, el pensamiento crítico, el manejo de emociones y sentimientos, el manejo de tensiones y estrés (Montoya, 2009).
Ahora surge un interrogante ¿Cómo puedo obtener crecimiento personal en donde trabajo, estudio o investigo?… Este interrogante surge de observar como muchas veces tenemos interés en proteger un humedal, salvar una especie, y nos olvidamos de decir Buenos días!
Estar en contacto con el otro siempre nos permite tener un crecimiento personal, nos puede permitir reafirmar nuestros valores, creencias, ser mejores personas, pero también podemos divergir en otro tipo de cosas, como nuestros conocimientos, ahí esta lo interesante del asunto, y pasamos al segundo nivel, la relación con el otro.
José de Val (2000, pág. 5), afirma que:
“El intentar conocer al otro debe implicar una disposición filosófica y científica, en la cual se debe partir del principio de que el conocimiento parcial del otro es posible como resultado de una relación social en la que ambas partes participan y comprenden simultáneamente”.
Por lo tanto, en el momento de relacionarnos con el otro es importante reconocer, que cada persona tiene un marco teórico diferente de acuerdo a sus aprendizajes, experiencias y contexto cultural, el cual establecerá una cierta forma de pensar y comprender diferente a los demás, por consiguiente el reconocimiento del otro se dará cuando se establezcan relaciones entre las diferencias (Mejía, 2014).
Si tenemos la disposición podemos encontrar puntos en común con aquel que percibo diferente, podemos encontrar un interés por el cual se podría establecer un trabajo colectivo, sobre todo en esta sociedad llena de problemáticas socioambientales, se necesita urgentemente, la unión, la colaboración, los equipos interdisciplinares para contribuir a la transformación social.
Ahora llega a mi mente una conversación que tuve con un amigo biólogo hace más de siete años, en ese entonces ambos éramos estudiantes, él de biología y yo de licenciatura, me comentaba que tenía un proyecto muy importante para la conservación del mono aullador, la población cercana era una amenaza para la especie, ya que lo cazaba, invadía su hábitat, por tanto, creo un proyecto para repoblar este tipo de especie, tiempo después, obtuvo algunos resultados en relación a la población del mono, sin embargo, cuando no avanzaba hacia sus resultados esperados, se dio cuenta de la importancia del trabajo con la comunidad, porque todo su esfuerzo por conservar esta especie se estaba disipando, por trabajar solamente desde una perspectiva cientificista, aislado de los actores involucrados, y fue ahí que el se dio cuenta que necesitaba de los educadores, porque el era muy bueno para el trabajo de conservación, pero necesitaba ayuda para el trabajo con la comunidad.
Este ejemplo lo planteo, porque es importante aprender a reconocer y a valorar lo diferente a mí, muchas veces consideramos aquel que piensa diferente inferior, o tratamos de imponer nuestras ideas, en la academia, así como en los diferentes contextos de la vida, hay continuas luchas de poder y una de ellas esta relacionada con el conocimiento.
En este sentido Leff afirma que:
“ La articulación de la producción teórica con las practicas sociales de reproducción/transformación social no es una relación determinada por un principio metodológico de producción teórica. La lucha social por el conocimiento determina la producción teórica a partir del saber imperante en un momento histórico, así como la innovación tecnológica y sus aplicaciones sociales y productivas, o sea, las formas de exploración de la naturaleza y de la fuerza del trabajo, bien como los procesos de vinculación ideológica y del poder político “
Por consiguiente, debemos crear nuevo ethos que reconozca al ser humano como un individuo- un ser social- una especie, tal como indica Morín (1999) a partir de la formación de la conciencia de que el humano es individuo, parte de una sociedad y parte de una especie, como la comprensión del desarrollo de conjunto de autonomías individuales, participaciones comunicativas y la conciencia de pertenecer a la especie humana. Para lograr dicha ética, es necesario pensar ambientalmente y/o culturalmente, ya que es importante pensar en la disolución del sujeto- objeto, a partir de una actitud de respeto, solidaridad, diálogo y reconciliación entre cultura y ecosistema (Noguera, 2004 en Mejía, 2014).
En esta línea, es necesario reconocer ciertas dinámicas de la naturaleza las cuales pueden orientarnos en la construcción de nuestras aptitudes y comportamientos, a saber:
– La existencia de relaciones de cooperación, coexistencia e interdependencia en varios niveles de simbiosis.
– Solidaridad y cooperación
– En la naturaleza no hay desechos ni desperdicios, todo es reciclable, casos concretos los podemos evidenciar en los ciclos biogeoquímicos.
Y es aquí, donde entra el tercer nivel, nuestra relación con lo otro, con aquello que es diferente a lo humano, Por qué no podemos valorar las otras formas de vida?, Por qué somos indiferentes ante el maltrato animal?
Todas las transformaciones ambientales que realizamos no solamente nos afecta a nosotros los humanos, sino a diferentes especies que habitan en esos determinados lugares que fueron seleccionados para urbanizarlos, ¿Quién nos da el derecho de desplazar a miles de animales para construir una carretera?. Actualmente, hay diferentes movimientos sociales que buscan la igualdad de genero, raza, entre otros, pero ¿aquellos que no son humanos tienen derecho a conservar su ecosistema? ¿tienen derecho a vivir en condiciones saludables al igual que los humanos?
Todo este proceso de reflexión, es parte de la educación ambiental, desde la perspectiva de que es un proceso para mejorar las relaciones consigo mismo, con el otro y con el oikos (Sauvè, 2004), lo que nos permite identificar que las injusticias ambientales se da en los tres niveles, y que depende de nosotros luchar por transformarla.
Referencias Bibliográficas
Del Val, J. (2000). Entender y comprender al otro. En Diversidad cultural y Tolerancia. México.
Leff E.(2007). Complejidad ambiental. En: POLIS. Revista de la universidad Bolivariana. Vol. 4 nº 16
Mejía C M.A (2014). Principios desde el conocimiento cultural para el diseño de una propuesta de Educación Ambiental. Tesis de Maestría. Universidad del Valle. Ver más
Montoya Inmaculada (2009). Habilidades para la vida. En Compartim revista de formación del professorat, Nº 4. Generalitat Valenciana.
Noguera, A. P (2004). El reencantamiento del mundo. México: Programa de las naciones unidas para el medio ambiente -PNUMA.
Sauvè, L. (2004). Una cartografía de corrientes de educación ambiental. En M. C. Sato, A pesquisa em educação ambiental: cartografías de uma identidade narrativa em formação . Brasil.
Referencias web de las imágenes:
Desastre ambiental Minas Gerais
Nota: Te interesa leer un poco más sobre este tópico puedes visitar los siguientes enlaces:
Una propuesta sobre el conocimiento teórico practico de la educación ambiental